El físico italiano E.
Torricelli
realizó el siguiente experimento:
Puso mercurio (Hg) en un tubo de vidrio de 1 m hasta casi
llenarlo. Tapó el extremo del tubo con el dedo y le dio la vuelta y,
sin separar el dedo, lo metió invertido dentro de una vasija que
contenía mercurio.
Una vez dentro retiró el dedo y observó que el mercurio del tubo no
caía, sólo descendía unos centímetros.
Repitiendo la experiencia varias veces y registrando los datos
comprobó que la columna de mercurio variaba, según el día, en torno
a una altura de 76 cm.
También observó que si los tubos eran de distinto diámetro la
columna de Hg siempre alcanzaba la misma altura.
Torricelli desterró el concepto de "horror al vacío"
demostrando que el peso del aire es el que sostiene el mercurio en
la columna y no la atracción del vacío de la parte superior de la
columna.
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