Alrededor de un 70 % de la superficie terrestre es agua y su forma líquida es la sustancia que hace posible la vida en nuestro planeta. Sin embargo, la mayor parte del agua es salada y no puede utilizarse por los seres humanos.
Dependemos de ella para el consumo doméstico, actividades agrícolas e industriales y como fuente de energía.
La disponibilidad de agua en el mundo ha disminuido mucho en los últimos cincuenta años. El crecimiento de la población, el desarrollo de las ciudades, el aumento de las actividades agrícolas e industriales, la deforestación y erosión de los suelos y la contaminación son las principales causas de esa disminución.
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