El ser humano utiliza el agua para la alimentación y la higiene, para generar riqueza (agricultura, ganadería, industria) y energía o en ocio llenado piscina o regando campos de futbol y de golf.
Gastamos agua en diferentes usos y una disminución de su calidad puede hacer que no sea posible utilizarla con el fin deseado.
Un agua puede ser de excelente calidad para el riego y, sin embargo, no cumplir las condiciones mínimas para el consumo humano.
Por lo tanto, la calidad del agua se define en función del uso que se le va a dar (beber, riego, baño, etc).
Para medir la calidad del agua, se toma una muestra y en laboratorios especializados se analizan las alteraciones físicas, químicas y biológicas vistas en el apartado anterior.
Fuente: Confederación Hidrográfica del Segura
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