El cable por el que circula
la corriente debe ser de un material conductor (que tenga átomos
con electrones externos fácilmente desligables del átomo
y que se muevan fácilmente por él). Estos materiales
son los metales, cobre, aluminio o aleaciones metálicas.
Las característica o magnitudes de los cables son: resistencia,
con la que dificulta el paso de la corriente, y grosor que
debe ser adecuado a cada instalación para que no se caliente
y se funda (o incendie el entorno). Estas dos magnitudes están
relacionadas.
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Además de los cables para corriente alterna
que llegan al hogar, llega también la corriente continua
del teléfono
que transmite la señal por variación de la intensidad
que determina el micrófono, tiene bajo voltaje e intensidad.
Desde mediados del siglo XX llegan las señales transmitidas
por ondas electromagnéticas (T. V.) que captadas por
antenas, son ampliadas y se transmiten por cables coaxiales
protegidos por una malla.
Hoy llega también la señal de Internet y los
datos se transmiten entre ordenadores con bajos voltajes e
intensidades del orden de los miliamperios. |
Los cables que portan señales y no sólo corriente,
deben ser protegidos con mallas eléctricas para que sus datos
no sean perturbados por señales externas.
El color del recubrimiento de los cables no influye en
la conducción, sólo es una ayuda para que el electricista
pueda saber cuando mira en el extremo de una conducción cuál
está conectado a tensión, a tierra, etc. El cable de
tierra es amarillo y verde va desde los enchufes a una pica enterrada
en los cimientos del edifico. Si pasa corriente a la carcasa de los
aparatos por un mal contacto, la corriente se marcha (deriva) por
ese cable antes que por nuestro cuerpo.